El colon es uno de los órganos metabólicamente más activos del cuerpo humano, y juega un papel muy importante en la nutrición y en la salud. Entre los distintos componentes de la microflora colónica se encuentran algunas bacterias (bifidobacterias y lactobacilos) que impiden el crecimiento de bacterias nocivas para la salud humana y, por ello, en la actualidad hay un gran interés en mejorar el desarrollo de las que son benéficas, disminuyendo así el crecimiento de las potencialmente patógenas. Ningún organismo elabora bacterias, es decir, no las genera, simplemente éstas se hospedan en nuestro intestino. Su incorporación es siempre externa. Durante la vida intrauterina, la luz intestinal permanece estéril pero la colonización comienza inmediatamente luego del nacimiento y alcanza una estabilidad duradera hacia el primer año de vida. Dicha estabilidad puede ser alterada durante episodios de infecciones intestinales, tratamientos antibióticos, intolerancias o alergias alimentarias, inmunodeficiencias transitorias o crónicas y en la vejez. La flora intestinal está siempre activa y se renueva aproximadamente cada 48 horas. Un factor externo que incide en la composición de la flora es la dieta y esto es particularmente evidente durante la lactancia. Existen 3 estrategias alimentarias que promueven el mantenimiento de un equilibrio mas saludable de la microbiota intestinal, consistentes en la alteración beneficiosa de su composición, mediante el incremento de las cantidades de bifidobacterias, de lactobacilos o de ambos basadas en la utilización de prebióticos, probióticos y simbióticos. Los probióticos son microorganismos vivos reconocidos como habitantes normales del intestino humano que, al ser ingeridos, potencian las propiedades de la flora intestinal. Los prebióticos son ingredientes alimentarios (hidratos de carbono no digeribles, fibras) que poseen un efecto favorable sobre la flora intestinal ya que estimulan selectivamente el crecimiento de bacterias benéficas. Los simbióticos son la combinación de pre y probióticos.
Tanto los prebióticos como los probióticos son considerados alimentos funcionales, y se definen, como aquellos que contienen un componente, sea o no un nutriente, que afecta una o varias funciones del organismo en forma específica y positiva, promoviendo un efecto fisiológico que va más allá de su valor nutritivo tradicional.
Lo más importante:
- Los probióticos son suplementos que contienen microorganismos vivos capaces de beneficiar a nuestro organismo.
- Existen diferentes especies y cepas bacterianas, algunas más efectivas que otras a la hora de tratar diferentes síntomas y patologías.
- El consumo de probióticos se considera seguro para la mayoría de las personas. Sin embargo, pueden desencadenar infecciones en personas con inmunodepresión severa.
- Las concentraciones terapeúticas eficaces pueden variar según las cepas pero se estima entre 20 y 30 mil millones de UFC; y no menos de 10 a 15 cepas de Lactobacillus y Bifidobacterias combinadas.
- Puede ser conveniente el agregado de Prebióticos como Inulina, FOS, y GOS, por ser substratos y por la acción facilitadora del efecto probiótico.
- La L-Glutamina, agregado a los probióticos, es un aminoácido muy interesante para reforzar el efecto sobre el sistema inmune de mucosas.