Un Tiempo para Ser +

REFLEXION ANTROPOLOGICA SOBRE LA CIENCIA Y EL ESPIRITU

Ciencia y Tecnología, dos caras de la misma moneda que han generado una impronta decisiva a partir del siglo XIX, sobre todo en el estilo de vida occidental.
Sin embargo, ni el racionalismo, ni las conquistas científicas, ni la globalización tecnocrática e informática  han dado solución definitiva a los problemas del hombre, a sus necesidades, a sus búsquedas e interrogantes.
Como hombres de fe, también reconocemos que la religión a través de la historia de la Iglesia, a veces ajena al progreso, no siempre ha ocupado su lugar de acompañar al hombre en su desarrollo humano integral.

Las palabras, los hechos, las esperanzas y las desesperanzas de millones de personas siguen mostrando que la realidad que agobia y la naturaleza que grita son testigos de la fuerza imparable del clamor para una transformación. Y ésta se debe dar en el corazón del hombre, como condición para  la no destrucción de lo humano.
Aún no es apocalíptico pero los signos de desigualdad y asimetría socio-económica mundial, alteración del ecosistema, e injusta distribución de los recursos alimentarios y de salud muestran un agravamiento.

Está claro que el hombre actual reconcentrado en sus problemas e inmerso en la cultura de su tiempo tiene la inconciente percepción de que avanza hacia algo, un horizonte de cambio profundo y singular. En el centro de lo que nos está pasando como humanidad hay una luz pequeña pero que no deja de estar viva y presente.
Y es la certeza de que solo el Amor verdadero le da sentido y redime a lo humano.  ¿Por qué?
La humanidad respira aliviada cuando una Madre Teresa sirve incondicionalmente a los pobres de pobres, pero existen miles de héroes anónimos que dan su vida por los otros.  ¿Y nosotros?   Sí, nos sentimos plenos cuando podemos dar sin esperar recibir y realizamos pequeños sacrificios por los que nos rodean y acompañan, o cuando una buena acción ilumina nuestra diaria rutina.
Pero también reconocemos que podemos tener el corazón frío y embotado, parece que el sufrimiento de los demás es algo ajeno a nosotros porque nos ocupan nuestros proyectos personales.
Veamoslo ahora desde una óptica macro.    Si el amor, como disposición incondicional hacia mi semejante, es propio del espíritu humano, la ciencia, ¿lo puede ignorar?  ¿No consideramos esencial que el progreso científico esté al servicio del hombre?  Y si tiene que estar al servicio del hombre, ¿cuáles son las prioridades?  ¿Es lícito que se utilicen enormes recursos económicos para una sofisticada tecnología auxiliar y no siempre para las enfermedades y el hambre de millones?

Por eso es necesario para esto volver al principio. El principio de todas las políticas, el cambio en el interior del hombre, y… no romper lo que Dios ha unido:
El cuerpo y la mente humana conectada con el espíritu humano
.
Si el hombre en vez de dividir uniera, en todos los niveles generaria vínculos sanos, justicia, paz,…nada más ni nada menos, pero se requiere una visión, predisposición a integrar y creer en un organismo completo donde todos somos una gran familia con un destino en la historia.
Es muy interesante y llena de sentido la triangularidad indisoluble entre mente- espíritu- cuerpo; y entre yo- tú- nosotros, igual que el amor de Dios.

La mente no separada del espíritu significa una visión holística que respeta el ser total del hombre y que debería reflejarse en conductas acordes para lo personal. El gran desafío que se nos plantea, el clamor que subyace, la inquietud por todo lo que pasa, y la percepción de esa pequeña luz en el centro de la humanidad,  no es otra cosa que la urgente y necesaria proposición a  ser uno.
Reconocer la propia unidad y actuar en función de esto.  Por eso, el amor es la consecuencia, la salida de uno mismo, es la resultante integradora absolutamente realista de esa unidad que quiere abarcar todo lo humano.

Las diferentes tendencias actuales muestran connatos de cambio cuando la medicina alopática de occidente se abre también a medicinas orientales en función del bien del paciente, cuando la inteligencia emocional aporta en la interpretación no exclusivamente racional de la conducta humana, o cuando se describen y tratan modelos de patología como el stress desde un enfoque integrado, como el  psiconeuro-inmuno endocrino.
En cada lugar estamos llamados a no dejar de crecer en nosotros y desarrollar acciones para que esta integración mente- espíritu- cuerpo promueva el bienestar completo de las personas. En el trato inter-personal, ejemplo la relación médico- paciente, se deberia verificar acabadamente, pero también en cada ámbito, en los experimentos «in vitro» de un laboratorio, no podemos olvidarnos el «para qué» de lo que hacemos y hacia donde vamos.

El verdadero sentido de nuestro trabajo y de las actitudes de todos los días es vivir como personas que aspiran a la unidad en sí mismas y la quieren para los demás.
Porque hemos sido creados con un espíritu que trasciende lo inmanente y no se cierra en lo biológico, porque el amor no se explica finalmente a nivel molecular, y porque somos reconocidos y referenciados siempre dentro de una comunidad y solos no existimos, donde ahora está el otro podría estar yo.
Ser fieles a esta misión genera y construye el espacio donde como bioquímico, médico, odontólogo, psicólogo, o nutricionista, primero y antes que nada se es humanista,  porque se proyecta y promociona lo que vale como plenamente humano.

Tomás Herrero
Junio 2009

13 comentarios en «Un Tiempo para Ser +»

  1. Gracias Tomas por tu reflexión, es realmente muy importante que un médico tenga la claridad y DECLARE la importancia del espiritu, su cuidado y los graves problemas que tiene hoy la humanidad, nuestra sociedad por descuidar alimentar el espiritu.
    Gracias también por tu calidez y CALIDAD en todo lo que haces.

  2. Si todas las personas pensarían como usted, todo seería muy diferente.
    Coincido plenamente con sus palabras y esto demuestra su calidad humana.
    Cariños, Lucía.

  3. Gracias Dr. por su aporte! realmente muy enriquecedor.
    Definitivamente la busqueda espititual es un camino simple para algunos, y muy largo para otros, pero lo importante es buscar…

  4. es muy cierto lo que ud.ha escrito hay que estar conectado con lo espiritual cosa que este sistema egoista y materialista ha impuesto gracias

  5. El tiempo para ser más, y así dicho por el médico. Realmente me ha maravillado visitar este blog y descubrir tanta riqueza científica y humana.
    Me alegra mucho haberlo encontrado… y no pienso perderlo de vista : Gracias Doctor

  6. Me reultó emocionante u un poco increible, haber encontrado un médico que pueda pensar y expresar los sentimientos, ideas y realidades con las que viví mis 71 años de vida. Fui criada y educada con esos conceptos de vida, por dos padres a los que aun admiro y respeto.
    Me siento feliz de haberlo conocido y espero no sólo mejorar mi salud, sino poder seguir conociendo y aprendiendo sus principios de humanidad.

  7. DR HERRERO.
    Como siempre lo he conocido,atento a lo espiritual y humano. ,excelente profesional y persona.
    Mis saludos y admiración.

  8. Dr es una gran alegria saberlo comprometido en la promocion de los valores que hacen al ser humano asemejarse a su Creador. Al igual que aquella voz que grito en el desierto, su predica tiene destino de grandeza. Felicitaciones

  9. Repasando sus informaciones con posterioridad a enviarle otro comentario, me releo el presente y extraordinario «Un tiempo para ser».
    Concuerdo con Ud. y le felicito porque la motivacion es grande para continuar descubriendo y concretando, a travez de la Ciencia, Tecnologia y Revolucion Informatica, los Planes del Creador que nos tiene aqui en la tierra.
    Gracias Dr.

  10. Gracias por compartirnos tan valiosos aportes, pues trasciendes en el tiempo al dejar tan hermoso legado, que tu espíritu logre alcanzar los más altos niveles de crecimiento, y sigas sembrando como también cosechando. Abrazos. Jer 17 : salvación y sanación

  11. Como paciente, me emociona leer su visión humana, y me alegra profundamente haberlo podido encontrar, aunque sea a a esta altura de mi vida.
    Belén Mulhall

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